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Juan Bandera vino al mundo en el año 1917 –aunque el pintor nunca admitiría este dato, pues debido a su coquetería, siempre declaró que el año de su nacimiento fue el de 1927- en un pequeño pueblo de Málaga llamado Casarabonela.
A la tierna edad de cinco años sintió la llamada de la pintura y de hecho, en años tan tempranos de su vida comenzó a pintar, pero no se decidiría a hacerlo profesionalmente hasta casi cumplidos los dieciocho.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos en Málaga. Allí pronto quedó patente su talento que el director de la escuela, don César Alvarez Dumont, le adelantó de curso, permitiéndole comenzar a pintar con modelos al natural. Posteriormente, en Madrid recibiría formación en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
En el año 1941, gracias a la obra llamada Mendigo o Vida del pobre, recibiría su primer premio -el Premio de Pintura de Málaga-, en la exposición organizada por la Asociación Libre de Artistas en el Salón de la Económica de Málaga, donde se reunieron obras de los pintores andaluces más notables. Tras este premio, le siguió otro también otorgado por la Asociación Libre de Artistas de Málaga, gracias a un paisaje llamado Olivos a contra luz.
De vuelta en Madrid, de manera libre estudia con dos grandes como lo eran el profesor de Historia del Arte, don Antonio Pons, y dibujo lineal con el profesor y pintor don Federico Bernudez Gil. Además, es en estas fechas cuando se descubre como gran retratista en un momento en que el pintar este tipo de cuadros le suponía una garantía económica para poder cubrir necesidades básicas. El retrato más destacable, sin duda, es el del general Saliquet.
Sus pasos posteriores le llevarían a Bilbao, donde sucede su primera exposición individual. Tuvo lugar en el salón Alonso, cuya obra fue totalmente vendida cinco días después. Consecutivamente, expone en la Asociación de Artistas Vascos, un retrato tamaño natural de la Sra. De Don Miguel Vega Haro, que le abre muchas puertas, recibiendo numerosísimos encargos los cuales le obligan a establecerse en la capital de Vizcaya por cinco años.
Durante su estancia en el País Vasco viaja a París y conoce a la persona que le cambiaré la manera de ver el arte. Se trata del pintor y restaurador Cabreras. Estudia restauración con él, hecho que le permite trabajar directamente con la pintura de los grandes clásicos. La influencia que recibe en esta etapa le marcará el nuevo camino a seguir en su propio estilo artístico.
En los años sesenta Juan viajaría a los Estados Unidos. Allí compaginó su contrato de ocupar una cátedra de pintura en el Nothwood Institute de Michigan con la que sería su primera gran serie. Llamada Antología del toreo, fue creada por el entusiasmo que Bandera sentía por la manera de torear de El Cordobés. Es una gran obra que consta de ciento treinta óleos de diversos formatos: desde los 4 x 3 metros a 1,30 x 1 metros. Fue expuesta con gran éxito en varios países. Es el mundo del toreo representado como mito, no como espectáculo; donde los primeros lienzos aparecen de manera realista para que, a medida que avanza la serie, las figuras vayan perdiendo su forma, quedando en meros bocetos e incluso llegando a lo abstracto.
Antología del toreo le lleva a Miami, y desde este lugar viajaría a México en el año 1967, país que le cautivó y enamoró. Podemos decir que Juan Bandera era un andaluz con alma de mexicano. El pintor lo convirtió en su segundo hogar y en él vivió veinte años. En la primera exposición que realizó allí, acudió el presidente del país Miguel Díaz Ordaz. También el que se convertiría en su gran amigo, el actor Mario Moreno más conocido como “Cantiflas”. La ocasión le propició retratar a dichas y otras personalidades mexicanas, por lo que se le otorgó el título de “pintor oficial del Presidente de México” que mantuvo los años de gobierno de Ordaz y posteriormente de Luis Echevarría Álvarez.
La pasión que sentía por México le embauca para realizar su segunda gran serie: el Retablo de la Revolución Mexicana. Como pintor cultivado, primero se dedicó a investigar este tema de gran tradición en México. Le llevó realizarlo diez años en los que creó setenta lienzos de 1 x 1, 30 metros, que narran de manera moralizante la historia total de la revolución representada desde todos los puntos de vista, desde las marchas grandiosas a los guerreros anónimos. Fue inaugurada en la Cámara de Diputados de México y por la que recibió en el año 1988 la condecoración por la Presidencia con el máximo Galardón para artistas extranjeros.
En los veinte años que duró su etapa mexicana, Bandera no olvidó su país de origen, al que viajaba constantemente. En uno de sus regresos a España, recibió el premio de pintura del Círculo Mercantil de Madrid por un retrato de tamaño natural realizado a S. M. El Rey Don Juan Carlos I. El cuadro por expreso deseo del monarca español, se encuentra en su residencia, en el Palacio de la Zarzuela.
Su tercera gran serie vino dada por el grato recuerdo de los retratos realizados a los presidentes mexicanos, por lo que se aventuró a pintar a todos los presidentes de la historia de Estados Unidos. Todos los lienzos tienen un formato único con fondos neutros para destacar la psicología de los gobernantes representados. En 1988 se celebró la exposición de los cuadros en Houston, la cual visitaron los reyes de España, y en 1990 los retratos fueron llevados a Miami para ser inaugurados por el ex presidente George Bush.
Con motivo del V Centenario del Descubrimiento de América, Bandera fue nombrado pintor oficial debido al comienzo del homenaje a la figura del Descubridor, por el que sentía gran admiración. La vida de Colón fue su última y gran serie. Consta de cincuenta lienzos sobre la vida de Cristóbal Colón y el descubrimiento de América, reflejando las dificultades y emociones que tuvo que sufrir este personaje histórico.
En 1990 Juan Bandera se establecería de forma permanente en España, en la localidad madrileña de Torrelodones. Fue una etapa en la que realizaría varios retratos a personalidades españolas. En 1999 realizó la que sería su última obra: una Virgen del Rosario, patrona de su querida Casarabonela. Fue un regalo a su pequeño pueblo tras ser nombrado Hijo Predilecto de su localidad natal.
Finalmente, falleció el 20 de octubre de 1999, víctima de un cáncer.
Juan Bandera fue un pintor pasional de raíces andaluzas con una gran influencia mexicana. Una persona culta que de si algo disfrutaba más que pintar, era leer los libros de su gran biblioteca. Goya, el Greco, Rembrandt o Sorolla eran sus pintores favoritos, pero él dijo que no fueron influyentes en su arte, pues como declaró en vida “no estoy adscrito a un solo género ni a temática exclusiva. Todos los temas me van. Lo mío es sencillamente, forma, color y luz en infinidad de temas. Lo que ocurre es que además es preciso el sentimiento”. Y así es su arte, puro sentimiento